SALUD, DINERO Y AMOR

Parece que prolifera, entre los desgobernantes, la actitud deliberadamente displicente ante quienes creen que no tienen que dar cuentas, pero que al fin y al cabo, somos los que les pagamos las perritas que conforman sus abultadas nóminas a fin de mes. El alcalde silba. Silba en procesiones, en entierros, en los momentos más inadecuados, cuando se encuentra con la oposición o tiene que dar la cara y estamos los socialistas cerca. Y ha hecho escuela. El superconcejal, marquitos, canturrea. Canturrea la vieja canción "Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor". Eso canturreó en presencia de Viti y de la que escribe este comentario, displicentemente, cuando se tropezó con nosotros ayer, a la salida del Centro de la Tercera Edad, mientras esperábamos para la reunión que, sobre legalización de viviendas, iba a tener en aquel recinto. Mucho que objetar a la mala educación que exhibe quien, lejos de comportarse educadamente dando las buenas horas, canturrea o silba displicentemente. Pero cada cual exhibe la crianza que tiene. En este caso, el superconcejal exhibe sin pudor la mala crianza a las que nos tiene acostumbrados. Voy al texto de la canción. De las tres cosas, comenzaré por las última. Ya sabemos que tiene y reparte mucho amor. Es vox populi. No hace falta que presuma de ello, porque ya se ha encargado de demostrarlo con hechos. El dinero también sabemos todos que lo tiene abundante, no por lo que trabaja, sino porque, como tesorero que es (incumpliendo la ley de haciendas locales, que para un municipio como el nuestro obliga a que la tesorería esté en manos de alguien que no sea concejal)del ayuntamiento, maneja "la caja del gofio", y además, cobra de los presupuestos más que cualquier otro concejal (excluyendo al alcalde, claro). Pero lo de la salud sí que me preocupa. Y me preocupa porque minutos antes de que el superconcejal nos deleitara con la cancioncilla, me acerqué al margen de enfrente de la carretera, porque percibí un olor a cloaca que "tumbaba pa'trás". Y ví un riachuelo de aguas negras, un auténtico atentado contra la salud de los viandantes, pero sobre todo de los vecinos de las viviendas que están por debajo y en una cota inferior, con lo que llegan inexorablemente allí. Y estas aguas negras parecían venir de las instalaciones municipales de las que salía el concejal o de la colindante (casa de la juventud). Y esto es competencia del susodicho. Y por eso cobra dinerito abundante. Es decir, que canturree lo que le da la gana, pero cuide la salubridad de los vecinos. Porque por eso cobra. Y mucho.