domingo, 16 de agosto de 2009

JOSÉ FRANCISCO, MI COMPAÑERO, MI AMIGO

Ayer acompañé a mi amigo José Francisco, mi compañero, mi amigo, mi director, a su último viaje. Qién me iba a decir a mí hace un año, cuando redacté en este mismo espacio una necrológica a su suegro, el juez D. José Luis Sçanchez Parodi, que un año después lo iba a hacer con Jose.
José Franciso Martín Miranda, orotavense de origen, falleció el día 8 de este mes en Londres. Venía de recorrer Nueva Zelanda, en un largo viaje (27 horas de duración del vuelo y más de un mes de estancia y de recorrer el lejano país), viaje que hizo solo. Irene, su mujer, no fue con él porque temía ese viaje tan largo, aunque con la tolerancia de la perfecta compañera, animó a Jose a que cumpliera ese sueño suyo, largamente acariciado. Irene fue su compañera desde que eran muy pequeños. Se conocieron en clase, se hicieron novios, se casaron, procrearon dos hijas y fueron siempre ejemplo de pareja estable y compenetrada. Jose regresó por Londres, y la noche que ha´cía estancia allí para coger el vuelo a Tenerife al día siguiente, tuvo un accidente en un restaruante. Se atragantó con un trozo de carne, y nadie se apercibió de que había perdido la respiración hasta que había pasado un gran rato. Maniobras de reanimación, hospital, fracaso de sus órganos, y lo que en principio podía ser una trivialidad, acabó con la vida de un hombre bueno.
Jose era buen profesor, buen compañero, buen amigo, y sobre todo, buena persona y un caballero. No recuerdo a Jose enfadado. su talante sirvió para que mi instituto se pacificara en una etapa un poco convulsa, hace dieciséis años. Con su bonhomía y su tacto, Jose consiguió que las aguas discurrieran tranquilas y que el centro hiciera el tránsito de Instituto Militar a Instituto del barrio de una manera pausada.
Jose fue mi director. Fue un director que estaba ahí, apoyando las iniciativas de sus profesores. Su gran pasión, además, fue la participación en proyectos europeos. Hombre de su tiempo como pocos, creía firmemente que el futuro de nuestros jóvenes está en la eliminación de barreras geográficas, en el mestizaje propio de los países en contacto, en el intercambio de culturas y en todo lo que ese intercambio conlleva. Y predicó con el ejemplo. Se puso al frente de los proyectos europeos del Centro y allá se fue año tras año, con los chicos y chicas de La Cuesta recorriendo toda Europa, en una especie de apostolado donde la cultura se crea comparando, viendo, abriendo la mente, aprendiendo de los otros.
Jose fue posiblemente la persona que más me apoyó cuando uno de los cachorros de AIS realizó el acto más ignominioso que un joven puede hacer en su vida: atacar a una profesional vertiendo mentiras en la prensa y en el juzgado. Jose me conocía. Era mi dierector desde el año 1994, aunque parte de mi vida profesional la había hecho yo fuera de las paredes de ese instituto. Pero en los años que lo tuve de jefe, él sabía que lo que se decía de mí era lo contrario de la verdad. Y Fue Jose el que convocó un Claustro para hacer una declaración institucional en mi defensa, y Jose estuvo, junto con muchas otras personas que fueron o son mis colegas profesionales, una larga mañana acompañándome en el juzgado de la Orotava para dar fe de que aquello era una canallada. Jose dió la cara mientras los que debían haber salido al paso, el equipo directivo del IES San Juan de la Rambla, se escondía detrás de una supuesta "neutralidad política", no entendible cuando el injustificado y feroz ataque político afectaba a la profesión y a la docencia de un centro. Por eso, porque puedo comparar, hablo de su bonhomía, de su caballerosidad y de su valentía.
La gente buena no se va. La gente buena permanece en el recuerdo de todos nosotros, a los que hizo mejores con su presencia y con su contacto, honrándonos con su amistad. Jose va a seguir ahí, como una marca indeleble en el centro del que fue director durante quince años y en nuestros corazones.
Les dejo con una frase de Benedetti que figura en la esquela que le dedicamos sus compañeros en el día de ayer:
"Fue un excepcional hombre de pueblo, con los atributos de sencillez y modestia, de apasionamiento y generosidad, de capacidad de afecto y de trabajo, alegría y valor, eficacia y responsabilidad, que de alguna manera compendian lo mejor de nuestro pueblo”.
DEP

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre es difícil expresar algo que llegue al corazón en estos momentos, yo he pasado la pérdida de mi ser más querido y no tienes consuelo, siempre está ahí. Lo siento mucho por estas personitas que se nos van sin terminar su vida.

Anónimo dijo...

Mi más sentido pésame a sus familiares y amigos, por lo redactado se ve que era un buen hombre, amigo de sus amigos.