lunes, 25 de febrero de 2013

EL QUE DELINCA, QUE RESPONDA


Para los que como yo luchamos por el advenimiento democrático de este país y nos formamos bajo los principios éticos de nuestras familias (familias de este pueblo nobles, honradas y trabajadoras, donde la palabra era ley y el respeto a lo ajeno el mandamiento mayor) y también de una época, las postrimerías de los 60 y comienzos de los 70,  donde la ética estaba por encima de la estética, estos son días tristes. Y son días tristes porque hemos llegado a un estado de cosas donde la mayoría de los gobernantes actuales, lejos de aquellos que lucharon y se arriesgaron por la democracia,  nos dan vergüenza ajena y nos abochornan cada día un poco más.  Algunos, muchos para mi gusto, nos cuestionamos tantos años de sacrificios y entrega, para realizar un sueño de justicia social que tanto nos unió a los progresistas durante mucho tiempo. Vergüenza porque lo que se desprende de estos aprovechados es el mal manejo de los recursos de todos, el robo descarado de los fondos recaudados y que debían servir para hacer crecer nuestro deprimido país, comunidad, isla o municipio; el enriquecimiento ilícito, la ostentación onerosa de los bienes mal habidos y una vida de corruptela que lacera el “derecho” de las mayorías asalariadas y viviendo al límite, porque los salarios apenas alcanzan para comer y sin embargo estos “señores” viven a lo grande con el dinero que roban. Esto, que ya de por si indigna, se ha quedado corto en los últimos días cuando alguien, que ahora deshonra a este municipio detentando el lugar más preeminente y destacado del mismo, dice con desfachatez que le han ofrecido dinero por su voto. Con desfachatez inaudita, porque acusa de un delito a los demás e incluso a él mismo, confirmando lo que era voz populi en los  últimos tiempos. ¿Cómo que dinero en cenas? ¿cómo que le ofrecieron a usted dádivas? ¿Quiénes? ¿cuánto? ¿lo cogió usted? Y si no lo cogió, ¿por qué no lo denunció? ¿por qué no responden quienes supuestamente le han pagado? ¿cómo logró, según dicen, usted, saldar parte de sus deudas en los últimos meses?
¿Por qué nos ofende a todos, don Tomás? En días como estos en que la “vanguardia revolucionaria” se ha convertido en la “vanguardia por la honradez”, esa honradez dentro de la cual me eduqué, al igual que los rambleros y rambleras de noble condición,  y en la cual participo y queremos participar todos los rambleros y rambleras de buena voluntad; siento desorientación, consternación y tristeza, pero sobre todo mucha indignación. Porque los corruptos no son marginales mal educados vistos con desconfianza, sino porque cada vez se confirma más la sospecha de que son esos “nuevos ricos” salidos de la compra-venta de votos y voluntades políticas puestas al servicio particular de unos pocos, que escalaron a sus puestos en contubernios de cuevas, favores familiares o íntimos, compraventas de puestos e influencias o fidelidades oscuras, con un toque de familia mafiosa, que no se ve (aún, esperemos que la fiscalía ponga luz sobre este y otros asuntos) pero que tiene poder e influencia.
Ellos se encubren, se creen intocables y cuando la realidad toca a sus puertas y tienen que responder por sus delitos disimulan y se intentan convertir en víctimas o adalides del “yo no fui”. Si hablamos de nuestro municipio, muchas cosas saldrán de ahora en adelante. Solo quiero dejar claro que saldrán no sólo los autores sino aquellos por los que pasó, quién los controló, quién les dio poderes y recursos, por qué no le eran de aplicación las normas que se aplicaban al resto de vecinos y vecinas. Y tendrán que responder. Ya no les va a valer el silencio y el síndrome del secretismo ante semejantes crímenes. Porque, confiando como confiamos en la justicia, de arriba abajo, el que delinca o haya delinquido, que responda. Por transparencia, dignidad y respeto a San Juan de la Rambla.

No hay comentarios: