Dedicado a mis alumnos y alumnas del IES Profesor Martín Miranda, del mundo. Particularmente a los de 3º A, mi tutoría, canarios ,españoles, sudamericanos (Venezuela, Colombia, Uruguay, Chile, Bolivia, Brasil, …, europeos (Hungria, Bosnia, Rusia, Alemania..) Somos un feliz mestizaje, en una frase igualmente feliz que acuñé hace unos años, cuando quise destacar lo que dijo el poeta García Cabrera como definición de Santa Cruz, que podría ser la definición de canarias toda. Estafeta de bonanzas llamó a Santa Cruz y no se puede decir nada mejor de un sitio, de donde sale, y a donde llega, todo lo mejor. Que aunque sea malo, se hace bueno en contacto con nuestra tierra (como los alacranes que llegaron hace años al muelle de Santa Cruz y al poco tiempo ya no destilaban veneno). Y ahora, desde hace años, más que nunca, somos un espléndido, formidable encuentro de culturas. Y es en La Cuesta, donde trabajo, que no es la aristocrática La Laguna, aunque sea lagunera, ni la democrática y liberal Santa Cruz , a quien pertenece por querencia y por adopción, donde mejor se ve expresada esa feliz conjunción de un mestizaje antiguo que se renueva en la actualidad. Debía declararse a La Cuesta como símbolo de apertura y solidaridad, de feliz conjunción de todos los vientos migratorios, internos y externos. La Cuesta, acogedora y solidaria. La Cuesta punto de encuentro de geografías, historias, etnias e individualidades. La Cuesta debía unir su nombre para siempre, como símbolo de los ciudadanos todos del mundo exterior y del mundo canario, como símbolo del diálogo activo, del entendimiento y la concordia, de la palabra convivencia frente a la fuerza, a la creatividad en el hallazgo de fórmulas para coexistir frente a la rutina y los lugares comunes que se hablan y se escriben sobre las migraciones y el mestizaje. Cuando se comienzan a poner en práctica iniciativas de convivencia, se debía mirar a aquellos lugares que, como La Cuesta, han sido siempre universos en pequeño, microcosmos ejemplares de intercambio, de interacción entre países y colectivos distintos, donde las distintas oleadas históricas que aquí han convivido han fusionado, completado y complementado las ricas experiencias de la suma de las individualidades, geografías e historias respectivas. La Cuesta, istmo que une las dos principales metrópolis tinerfeñas, faro y seña de cómo actuar para ampliar los confines de su alcance sin perder su identidad. Los habitantes de esta amplia zona han sido pioneros ejemplares en vivir, integrar y hacer formar parte de su propia identidad el desafío y el encanto de una experiencia humana inusitada: la integración y el mestizaje. De La Cuesta al mundo entero y del mundo entero a atracar a la playa inexistente de La Cuesta, con olas sucesivamente llegadas que arrullan a los nuevos, con el propósito sucesivamente renovado de conocerse mejor, de entenderse, de buscar juntos caminos nuevos, de inventarlos. La Cuesta , ejemplo de crisol, de encrucijadas, de formas de ser, de estilos de vida, de creencias, de cosmovisiones. La Cuesta, una densa urdimbre de hebras multicolores. La Cuesta polimórfica, forjada dolorosamente de oleadas sucesivas de supervivientes de distintas batallas personales y colectivas. La Cuesta, generosa, que ofrece hoy, cara al futuro, la templanza y la serenidad de quienes van hacia donde quieren libremente ir, de quienes saben que nada es posible en el aislamiento y el silencio... y que nada es imposible en la reunión y la exposición, sin cortapisas, de los mensajes de todos. La diversidad es su mayor riqueza y La Cuesta, tal vez sin saberlo, siempre ha sido consciente de ello y ha dado ejemplo de convivencia ejemplar. Haciendo de la diversidad su mayor riqueza. Uniendo colectivamente todas las manos, las de antes, las de ahora y las que están por llegar para renovar y hacer renacer ese nuestro feliz mestizaje, el de todos los canarios., que nos ha permitido históricamente superar barreras y fronteras, construir el inmenso espacio de tolerancia que es Tenerife, que es Canarias.
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