Hoy, día 1 de octubre, se
conmemora el Día Internacional de las Personas Mayores, declarado así por la
Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1999, bajo el lema “Hacia una sociedad
para todas las edades. Muchos organismos trabajan para lograr una Convención
Internacional en Defensa de los Derechos Humanos de las Personas Mayores,
destinada a combatir la violación de los derechos y la discriminación por edad.
Pese a que mucha gente no está de acuerdo en hablar sobre derechos humanos en
las personas mayores porque afirman que ai los mayores son seres humanos, los
derechos son los mismos, hay que decir que claro que son los mismos, pero la
realidad es que existen muchos casos de violación de los derechos por
discriminación por edad, por lo que es necesario hablar específicamente de los
derechos humanos en las personas mayores. Estos derechos de los mayores se
violan por prejuicio, por discriminación por edad (lo que se llama edaísmo), lo
que constituye una injusticia y una evidente inequidad. Me refiero a la más que
evidente y creciente “falta de respeto”, algo que forma parte de nuestra
historia como pueblo y que, lamentablemente, se ha ido esfumando de la mano de
los nuevos tiempos. Por ello, en el momento actual, y en un día como hoy,
considero que es fundamental poner en valor al colectivo de mayores, trabajando
en la recuperación del respeto, palabra en la que se incluyen los valores, el
reconocimiento de la experiencia, mediante la cual están incluidos y no
excluidos, porque dejarlos afuera, sin participación, es una de las cosas que
más sufren. Es necesario, para ello, la conexión intergeneracional, si no espontánea,
liderada y promovida por programas institucionales “ad hoc”. Además de ello, Los
mayores asumen situaciones de injusticia como si por tener cierta cantidad de
años les tocara ese destino, y debía ser todo lo contrario. Un ejemplo es las
listas de espera. Cuando un mayor pide un turno para un servicio médico no le
pueden dar fecha para dentro de tres meses. Sus derechos, por los que ha
cotizado, su derecho a la seguridad social hace que esa espera sea injusta y,
en ocasiones, irreversible. El mayor tiene derecho también a la seguridad en su
conjunto; y siempre que se pueda, derecho a envejecer en su domicilio. Tiene
derecho a participar socialmente; a que lo respeten y reconozcan su
experiencia. En este sentido, y yendo más allá, es necesaria la declaración de
una Convención Internacional como un instrumento jurídico, de protección de los
derechos de los adultos y adultas mayores, que cuando haya una situación de
violación de derechos no se tenga que recurrir a una declaración o a la
Constitución en general, que si bien es para todos los ciudadanos y ciudadanas
no hay puntos específicos. Por eso, un día como hoy, reivindicamos, más que
nunca, los derechos diferenciados de los mayores. Porque, más tarde o más
temprano, todos llegaremos a serlo. Más nos vale.
No hay comentarios:
Publicar un comentario