La Wallace Hartley Band era la
orquesta que tocó en el Titanic mientras se hundía. Los testigos dijeron
después que el grupo tocó hasta el último instante y que incluso sus notas se
podían oír mezcladas con los gritos desesperados de las víctimas. Desde el
momento en el barco golpeó el iceberg, la Wallace Hartley Band tocó aires
alegres que contribuyeron a mantener el ánimo y a que el pánico no se hiciera
dueño del buque al primer instante. La orquesta estaba compuesta por ocho
músicos y tomaba su nombre del líder, Wallace Henry Hartley, un violinista
inglés que moriría ahogado a los 33 años de edad. Los siete restantes también
perecieron en el desastre. Eran
Roger Bricoux, chelista; John Wesley Woodward, también chelista; Fred Clarke,
Percy Taylor, George Krins, Theodore Brailey y John Jock Hume. Los ocho
no formaban parte de la tripulación, aunque a veces se les sume a la lista, y
viajaban en segunda clase como pasajeros. La White Star Line había contratado
sus servicios a través de la Black Talent Agency, una sociedad de Liverpool que
acaparaba la animación musical de los barcos de distintas compañías gracias a
sus bajos precios. Por lo tanto, la banda no percibía ni una libra del Titanic,
sino de la agencia creada por los hermanos Charles y Frederick Black. En
realidad no era una única orquesta sino dos y lo más seguro es que la única vez
que tocaron los ocho músicos juntos fue cuando el naufragio. Durante la
travesía formaban un quinteto y un terceto que tocaban por separado en
distintas zonas del buque, siempre por el área de primera clase. ¿Qué motivó la
extraordinaria actitud de los músicos para tocar hasta la muerte? Probablemente
la personalidad de su líder y director sumada a la del resto de compañeros, un
sólido bloque humano unido por la música. Wallace Hartley, el director de la
orquesta, estaba formado en la tradición metodista y su padre había sido
director del coro de la iglesia. El caso es que durante dos horas tocaron
valses y ragtimes. Al final, hundiéndose, dicen que se despidieron de la vida
con Nearer, my God, to Thee (Cerca de tí, Señor), aunque no hay confirmación
definitiva, ya que hasta es posible que se su última nota fuese para Proprior
Deo.
Hay grupos humanos que actúan como la orquesta del Titanic, no para salvar a los demás sino por pura inconsciencia. Tocan como en una fiesta, no para contribuir a mantener la calma, sino porque su inconsciencia les hace aislarse de la gravedad de las situaciones y siguen tocando, o bailando. No es porque sean metodistas, con la firme disciplina de los metodistas, sino por real y pura inconsciencia e irresponsabilidad. No es amor a la música lo que les une, sino puro amor a sí mismos y a su bolsillo. Lo malo es cuando estos grupos tienen una gran responsabilidad sobre otras personas o instituciones. Entonces es cuando entendemos que les da igual que el barco se hunda, y que si siguen tocando no es para perecer con el barco, sino para salvarse. Y es entonces, con las diferencias, cuando percibes de verdad la gravedad de la situación.
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