EL PROCES Y MI RECUPERADO PSOE
LA SALIDA DE LAS EMPRESAS DE CATALUÑA Y LOS
INCENTIVOS ECONÓMICOS A LA AUTONOMÍA
El otro día, cuando felicitaba a
mi SG por la prudente y constructiva actitud ante la amenaza de independencia
en Cataluña, dije que alguna cosa tenía que reprocharle y que ya lo haría, pero
que estaba tan contenta que no era el momento.
Pues voy a dar algunas claves. Dentro de la negociación a la que se
llamaba al gobierno y que contemplaba abordar la reforma de la Constitución,
Pedro Sánchez habló de mejorar la financiación de Cataluña. Me estremecí,
porque ya se produce, en este momento, por mor de la necesidad del voto
nacionalista y del chantaje que esto ha supuesto, una grave asimetría inversora
en las distintas nacionalidades, para abordar el diálogo prometiendo abundar en
esta asimetría. Como canaria, me siento concernida y tengo que decir que no me
gusta. Antes bien, a continuación haré una reflexión al hilo de esto que digo.
Una de las consecuencias más
graves para la propia ciudadanía catalana de toda esta locura y huida hacia delante
de estos irresponsables desgobernantes, que por su desprecio absoluto a la
legislación vigente debían ser inhabilitados, es la descapitalización de
Cataluña. En medio mes, un millar de empresas ha cambiado su sede social y han
huido de una inestabilidad política y también, por qué no decirlo, de las
reacciones de la ciudadanía del resto de España, que, enfadada por las
agresiones y desprecios de determinados dirigentes políticos supremacistas, ha llamado al boicot a los productos
catalanes. No lo comparto en absoluto, pero lo entiendo. No lo comparto porque,
en una economía globalizada, lo que ocurra en las fábricas catalanas afecta a
sus proveedores de materia prima, es decir, al resto de España. Esto tampoco lo
han tenido en cuenta los independentistas, que no han recaído en que su riqueza productiva tiene que ver con la
productividad en otros sectores suministradores del resto de España, sobre todo
en materia prima. Quienes sí se han dado cuenta han sido los propietarios de
las empresas que, como primera medida, han sacado de Cataluña las razones
sociales de sus empresas. Ciertamente se mantienen las fábricas, pero esas
fábricas se van a ver afectadas, si continúa esta locura irresponsable de la
independencia, no sólo de la bajada de ventas sino que se hallarán con un grave
problema de suministros básicos. Y esto nos afecta a todos. Si esta situación
continuara y se agravara, y a modo de
reflexión, creo que el gobierno del Estado está obligado a promover que este
modelo productivo, del que tan orgulloso nos sentimos los españoles, no se
pierda, y procurar darle seguridad a esas inversiones cruciales para la economía
y el empleo en este país. Modelos hay. Las ventajas y exenciones fiscales de Canarias
deberían ser un reclamo para parte de esas empresas, que debían ser informadas
por si procede su radicación aquí. Además, no estaría de más considerar el
acercamiento de esas fábricas a los lugares donde se produce la materia prima,
teniendo en cuenta asimismo aquellas zonas de España más deprimidas. Así se
procuraría subsanar algo a esa situación acumulativa históricamente, que
estremece todavía más cuando se habla de dar más a quien siempre ha recibido
más y que cada vez se enriquece más, verbigracia
Cataluña, en una grave asimetría económica del Estado. Extender el modelo canario
a un modelo coyuntural de fomento de esa implantación de las fábricas y
entidades que se retiran de Cataluña mediante incentivos y rebajas fiscales, no
es un disparate en absoluto, sobre todo a las empresas medianas y pequeñas, de
forma que el cambio de la radicación se pueda hacer con garantías y creando
oportunidades a las empresas que se extenderían a esas poblaciones. Entretanto,
yo pido tranquilidad a todos los ciudadanos españoles, para evitar que la
locura de este pequeña parte de la ciudadanía catalana nos contagie a todos.
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