jueves, 19 de octubre de 2017

EL PROCES Y MI RECUPERADO PSOE LA SALIDA DE LAS EMPRESAS DE CATALUÑA Y LOS INCENTIVOS ECONÓMICOS A LA AUTONOMÍA


EL PROCES Y MI RECUPERADO PSOE
LA SALIDA DE LAS EMPRESAS DE CATALUÑA Y LOS INCENTIVOS ECONÓMICOS A LA AUTONOMÍA
El otro día, cuando felicitaba a mi SG por la prudente y constructiva actitud ante la amenaza de independencia en Cataluña, dije que alguna cosa tenía que reprocharle y que ya lo haría, pero que estaba tan contenta que no era el momento.  Pues voy a dar algunas claves. Dentro de la negociación a la que se llamaba al gobierno y que contemplaba abordar la reforma de la Constitución, Pedro Sánchez habló de mejorar la financiación de Cataluña. Me estremecí, porque ya se produce, en este momento, por mor de la necesidad del voto nacionalista y del chantaje que esto ha supuesto, una grave asimetría inversora en las distintas nacionalidades, para abordar el diálogo prometiendo abundar en esta asimetría. Como canaria, me siento concernida y tengo que decir que no me gusta. Antes bien, a continuación haré una reflexión al hilo de esto que digo.

Una de las consecuencias más graves para la propia ciudadanía catalana de toda esta locura y huida hacia delante de estos irresponsables desgobernantes, que por su desprecio absoluto a la legislación vigente debían ser inhabilitados, es la descapitalización de Cataluña. En medio mes, un millar de empresas ha cambiado su sede social y han huido de una inestabilidad política y también, por qué no decirlo, de las reacciones de la ciudadanía del resto de España, que, enfadada por las agresiones y desprecios de determinados dirigentes políticos supremacistas,  ha llamado al boicot a los productos catalanes. No lo comparto en absoluto, pero lo entiendo. No lo comparto porque, en una economía globalizada, lo que ocurra en las fábricas catalanas afecta a sus proveedores de materia prima, es decir, al resto de España. Esto tampoco lo han tenido en cuenta los independentistas, que no han recaído en  que su riqueza productiva tiene que ver con la productividad en otros sectores suministradores del resto de España, sobre todo en materia prima. Quienes sí se han dado cuenta han sido los propietarios de las empresas que, como primera medida, han sacado de Cataluña las razones sociales de sus empresas. Ciertamente se mantienen las fábricas, pero esas fábricas se van a ver afectadas, si continúa esta locura irresponsable de la independencia, no sólo de la bajada de ventas sino que se hallarán con un grave problema de suministros básicos. Y esto nos afecta a todos. Si esta situación continuara y se agravara,  y a modo de reflexión, creo que el gobierno del Estado está obligado a promover que este modelo productivo, del que tan orgulloso nos sentimos los españoles, no se pierda, y procurar darle seguridad a esas inversiones cruciales para la economía y el empleo en este país. Modelos hay. Las ventajas y exenciones fiscales de Canarias deberían ser un reclamo para parte de esas empresas, que debían ser informadas por si procede su radicación aquí. Además, no estaría de más considerar el acercamiento de esas fábricas a los lugares donde se produce la materia prima, teniendo en cuenta asimismo aquellas zonas de España más deprimidas. Así se procuraría subsanar algo a esa situación acumulativa históricamente, que estremece todavía más cuando se habla de dar más a quien siempre ha recibido más y que cada vez se enriquece más,  verbigracia Cataluña, en una grave asimetría económica del Estado. Extender el modelo canario a un modelo coyuntural de fomento de esa implantación de las fábricas y entidades que se retiran de Cataluña mediante incentivos y rebajas fiscales, no es un disparate en absoluto, sobre todo a las empresas medianas y pequeñas, de forma que el cambio de la radicación se pueda hacer con garantías y creando oportunidades a las empresas que se extenderían a esas poblaciones. Entretanto, yo pido tranquilidad a todos los ciudadanos españoles, para evitar que la locura de este pequeña parte de la ciudadanía catalana nos contagie a todos. 

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