Quien no calla el hecho, tampoco callará su autor.
Séneca(2-65 a.C.) Filósofo latino.
Los ingleses crearon, en el siglo
XIX, uno de los resortes más importantes para el fortalecimiento de la
democracia dentro de su Parlamento: la “leal oposición”. Este término designa a
las fuerzas políticas que, fuera del ámbito del poder, y desde un marco de lealtad a las
instituciones, ofrezcan distintas opciones políticas para el buen gobierno del
país. Un rasgo tremendamente civilizado que hace, sobre todo que, en
situaciones extremas, prevalezca el bien común de los ciudadanos, frente a
situaciones de interés de los diferentes partidos políticos que conforman las
instituciones públicas. La labor de la oposición en marcos extraordinarios como
es el que se vive actualmente debería estar alejada de la polémica y la
controversia, y más que intentar desmontar las acciones del gobierno de turno, sea
cual sea la institución de que se trate, debería estar encaminada a participar
y proponer, desde el pluralismo, soluciones eficaces. Este tipo de oposición,
de leal oposición, si sería útil para los ciudadanos, y sobre todo dejaría
medianamente claro, que lo que le interesa en estos momentos es el bienestar de
todos los ciudadanos, la salida de la crisis y la vuelta a la normalidad. Los
hombres y mujeres que actualmente ocupan los bancos de la oposición, sobre todo
si han gobernado recientemente y tienen gran parte de la responsabilidad de la
situación actual, deberían leer a Julián Marías cuando dice: “La oposición automática
a todo produce fatiga… Su universalidad la hace peligrosamente igualitaria: se
tratan por igual las cosas importantes y las minucias y las anécdotas. Se llama
la atención del lector o del oyente, de manera extremada, sobre algo que apenas
tiene interés, que es una insignificancia; y esto lleva a resbalar sobre
asuntos de enormes consecuencias”. Lo cierto es que la oposición, en SJR, no
está haciendo ni oposición, ni leal oposición. Se preocupan de actuar
mendazmente y de una manera mediática,
de espaldas a las necesidades sociales y, por supuesto, carentes de un
proyecto para el municipio que no tuvo ni cuando gobernó. Utilizan los
infundios y los intentos de desacreditación para generar una política absurda
de desgaste del poder, convirtiendo en acciones reprobables incluso las cosas
más loables, en un intento patético de desacreditar al gobierno, cayendo sobre nosotros
de una manera agresiva y desde luego poco pensada. Me temo mucho que se
equivocan, porque la sensación que perciben los ciudadanos es que parece que le
importan muy poco, y que lo que verdaderamente les interesa es la recuperación
del poder lo antes posible. Creo que han olvidado eso de que el poder reside en
el pueblo, y sólo se afanan por llegar a ese poder, pero sin el pueblo, y quedan
bastante en evidencia porque son muy previsibles. Por eso critican aquello que
previamente hicieron ellos, por eso no les gusta que se les recuerde que ellos
fueron los artífices del estado actual del municipio, por eso resultan tan poco
creíbles y tan patéticos. Porque incluso cuando las cosas salen bien, hacen
todo lo posible por hacer una valoración forzadamente parcial, olvidándose de lo general, que es el marco donde esas situaciones parciales son valoradas. Si
no fuera tan sectaria la situación, y si
no viniera de quienes son depositarios del poder de parte del pueblo,
sería risible. Pero Siendo en realidad lo que es, lo que resulta es
insultantemente ofensivo. Al pueblo todo y a quienes elogia olvidando la mayor,
y es el marco donde el elogio tiene lugar. Aprender a ser caballero en el
difícil arte de la política precisa de buenos maestros. Y no son buenos maestros
los que nunca han predicado con el ejemplo.
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