miércoles, 9 de enero de 2013

QUIEN NO CALLA EL HECHO, TAMPOCO CALLARÁ SU AUTOR, O EL ARTE DE SER CABALLEROSO EN POLITICA


Quien no calla el hecho, tampoco callará su autor.
Séneca(2-65 a.C.) Filósofo latino.


Los ingleses crearon, en el siglo XIX, uno de los resortes más importantes para el fortalecimiento de la democracia dentro de su Parlamento: la “leal oposición”. Este término designa a las fuerzas políticas que, fuera del ámbito del poder, y  desde un marco de lealtad a las instituciones, ofrezcan distintas opciones políticas para el buen gobierno del país. Un rasgo tremendamente civilizado que hace, sobre todo que, en situaciones extremas, prevalezca el bien común de los ciudadanos, frente a situaciones de interés de los diferentes partidos políticos que conforman las instituciones públicas. La labor de la oposición en marcos extraordinarios como es el que se vive actualmente debería estar alejada de la polémica y la controversia, y más que intentar desmontar las acciones del gobierno de turno, sea cual sea la institución de que se trate, debería estar encaminada a participar y proponer, desde el pluralismo, soluciones eficaces. Este tipo de oposición, de leal oposición, si sería útil para los ciudadanos, y sobre todo dejaría medianamente claro, que lo que le interesa en estos momentos es el bienestar de todos los ciudadanos, la salida de la crisis y la vuelta a la normalidad. Los hombres y mujeres que actualmente ocupan los bancos de la oposición, sobre todo si han gobernado recientemente y tienen gran parte de la responsabilidad de la situación actual, deberían leer a Julián Marías cuando dice: “La oposición automática a todo produce fatiga… Su universalidad la hace peligrosamente igualitaria: se tratan por igual las cosas importantes y las minucias y las anécdotas. Se llama la atención del lector o del oyente, de manera extremada, sobre algo que apenas tiene interés, que es una insignificancia; y esto lleva a resbalar sobre asuntos de enormes consecuencias”. Lo cierto es que la oposición, en SJR, no está haciendo ni oposición, ni leal oposición. Se preocupan de actuar mendazmente y de una manera mediática,  de espaldas a las necesidades sociales y, por supuesto, carentes de un proyecto para el municipio que no tuvo ni cuando gobernó. Utilizan los infundios y los intentos de desacreditación para generar una política absurda de desgaste del poder, convirtiendo en acciones reprobables incluso las cosas más loables, en un intento patético de desacreditar al gobierno, cayendo sobre nosotros de una manera agresiva y desde luego poco pensada. Me temo mucho que se equivocan, porque la sensación que perciben los ciudadanos es que parece que le importan muy poco, y que lo que verdaderamente les interesa es la recuperación del poder lo antes posible. Creo que han olvidado eso de que el poder reside en el pueblo, y sólo se afanan por llegar a ese poder, pero sin el pueblo, y quedan bastante en evidencia porque son muy previsibles. Por eso critican aquello que previamente hicieron ellos, por eso no les gusta que se les recuerde que ellos fueron los artífices del estado actual del municipio, por eso resultan tan poco creíbles y tan patéticos. Porque incluso cuando las cosas salen bien, hacen todo lo posible por hacer una valoración forzadamente parcial, olvidándose de lo general, que es el marco donde esas situaciones parciales son valoradas. Si no fuera tan sectaria la situación, y si  no viniera de quienes son depositarios del poder de parte del pueblo, sería risible. Pero Siendo en realidad lo que es, lo que resulta es insultantemente ofensivo. Al pueblo todo y a quienes elogia olvidando la mayor, y es el marco donde el elogio tiene lugar. Aprender a ser caballero en el difícil arte de la política precisa de buenos maestros. Y no son buenos maestros los que nunca han predicado con el ejemplo. 

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