Ser o no ser... He ahí el dilema.
¿Qué es mejor para el alma,
sufrir insultos de Fortuna, golpes, dardos,
o levantarse en armas contra el océano del mal,
y oponerse a él y que así cesen?
Hamlet. W. Shakespeare
La falacia de la falsa disyunción (o falso dilema) es un tema recurrente en el modelo que enarbola Pedro Sanchez y que tan fervorosamente aceptan sus seguidores. Es un poco la historia de los conflictos bélicos de la humanidad, en que hay dos bandos que se enfrentan. Para los generales, enarbolar el falso dilema es la forma de conducir a un ejército ciego. Así ocurría en los tiempos pretéritos, donde el razonamiento no era un valor. Buscar terceras vías es más costoso y exige racionalidad. Y eso es lo que ha hecho Pedro Sanchez con sus argumentaciones.
Un ejemplo es el Noesno frente a lo que ha definido como "darle el gobierno a Rajoy". Erre que erre, olvida con su falacia recordar que perdió las elecciones, empeorando sus resultados la segunda vez, por lo que las alternativas para formar gobierno siendo segunda fuerza, con los nombres que tenía, eran nulas. Así que enuncia una falacia clásica, conocida como falso dilema: O Noesno o "traidores" porque dan el gobierno a Rajoy, esto último aderezados por acusaciones varias sobre la derechización de quienes lo hacen.
El desprecio a la capacidad de pensar de nosotros, los militantes, es terrible y da cuenta de lo que nos espera. No es cierto que la abstención, que sólo venía a reconocer una derrota que PS se ha encargado de ocultar, conlleve una derechización del PSOE ni una entrega al PP. Antes bien, quienes hemos ejercido de forma contundente la oposición sabemos que esa tercera vía permite gobernar desde fuera y acceder al gobierno. Es más costoso, porque hay que trabajar denodadamente y explicar lo que se hace. Lo fácil es enarbolar una bandera simplista aunque la ciudadanía vea con estupor como sus problemas pasan a un último plano. Porque en primero están los personalismos, que para lograr sus propósitos, no dudan en ofender nuestra inteligencia, enarbolando una bandera falaz, cual un noble de la edad media con sus mesnadas. Y eso ofende y chirría. Muchísimo.
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