miércoles, 26 de noviembre de 2008
DESVERGONZADOS
Diluvia y, encima, estos desvergonzados nos mean. Porque eso es lo que hacen cuando, más de un mes después de que invitaron a los cacos a apoderarse de parte del patrimonio municipal, al no haber arreglado un simple cristal roto, por el que entraron los amigos de lo ajeno, aún no han abierto al público el Ayuntamiento de San Juan. Perjudicando a más de un tercio de la población municipal, casi 2000 vecinos. Hay momentos en que la única reacción digna frente a las barbaridades éticas de este grupo de desgobienro es la indignación. Indignación con la que reaccionamos ante la situación de muchos vecinos que, sin movilidad, tienen que afrontar sus gestiones en el ayuntamiento despla´zandose a la sede del Ayuntamiento de San José. Los desgobernantes ni siquiera han tenido en cuenta, en su desvergüenza y desidia, que no hay transporte regular y frecuente entre ambas poblaciones. Y en este calificativo de desvergonzados, aunque apunto al desvergonzado mayor, el alcalde, que salió al paso de nuestra deniuncia de hace un mes con cuatro piedras en la mano, insultándonos, como suele ser habitual, pero no ha dado un paso para reponer el servicio, como a todos los demás del grupo de desgobierno, que o se han callado consintiendo o incluso se regocijan y se regodean mintiendo, como don Marcos.
Lo que nos aterroriza no es sólo el hecho despreciable de haber incumplido los más elementales medios de guardia y custodia de lo que es de todos y de mentir diciendo que aún se está bajo investigación policial, involucrando ën su desidia al respetable cuerpo de la guardia civil, sino es la realidad que este hecho señala: la total falta de ética de los "representantes" del pueblo. Ya Aristóteles nos había enseñado que tener vergüenza es uno de los indicadores más inequívocos de que todavía no perdemos de todo el sentido ético; el ruborizarse muestra que nos damos cuenta de los actos malos que practicamos. Los ediles actuales ni tienen vergüenza ni se ruborizan frente a su deshonestidad. Dan muestra de total falta de ética.
Pero lo que es peor es que ellos confirman lo que desde hace más de veinte años vienen proclamando con sus actos: ellos no aman el pueblo, tienen un compeljo histórico que les hace perjudicar una y otra vez a la población del casco, pero que de paso hacen quedar mal a aquellos a los que dicen representar. A estos últimos solo los ven en tiempos de elección para engañarlos y arrancarles el voto invocando muchas y falsas promesas. Una vez instalados en el consistorio hacen sus maniobras de falsos amigos, de espaldas al pueblo y en su contra, tanto de los de arriba como de los de abajo.
¿Quién no se indigna y siente vergüenza de tener representantes de esta ralea? No resisto la tentación de citar las palabras del profeta Amós, el vaquero, que, valiente, entró corte adentro denunciando las sinvergüencerías de los poderosos. Denunció en nombre de Dios: "odio y desprecio vuestras fiestas y no me gustan vuestras reuniones; vosotros transformáis el derecho en veneno y el fruto de la justicia en ajenjo"(capítulo 2 y 6).
Estos ediles han perdido el sentido de la realidad. Están en un mundo virtual donde sólo ven sus intereses y los de sus afines, mundo virtual que, de enpequeñecido y pobre ha terminado por corromper sus mentes, divorciadas de la penosa lucha del pueblo por su supervivencia.
El Ayuntamiento es sólo una instancia delegada del poder popular, que los designa para que hagan la gerencia técnica de los asuntos relativos al bien común. Ya vemos que no lo cumplen, que no cumplen este mandato. Pero es, sobre todo, instancia ética. Representa los valores de la ciudadanía, de la transparencia en el cuidado de la cosa pública. Nosotros, ciudadanos, tenemos el derecho de esperar que nuestros representantes vivan esos valores y no los nieguen con sus rácticas "sinvergüenzas". Esperemos que no se eternicen en la práctica desvergonzada de lo público, y que, más pronto que tarde, sean sustituidos por otras actuaciones del más alto nivel ético que confieran dignidad a la función encomendada. No perdemos la esperanza.
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4 comentarios:
Sí, totalmente de acuerdo y también quiero recalcar lo que mencionas que nuestro sistema de transporte público, es decir las guaguas, es muy deficitario, deja mucho que desear ,está como hace muchos, muchos años , no ha mejorado practicamente nada.
Sigan votándoles... sigan confiando en ellos... sigan dejando este pueblo en manos de personas que no les ha importado nunca el bien común,el bien para el pueblo,el avance y progreso. lejos de eso, lo que les ha importado es su propio beneficio a costa de la nobleza de la gente de este municipio. Pero sigan votándoles... ¿quieren todavía ma´s muestras?. Yo no les voté...
Quiero una costa y una playa decente = tengo que salir del pueblo
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