Cada poquito, la prensa nos saca los colores. Pareciera que en La Rambla estuviéramos en una república bananera. Tan bananera que ser amigo del jefe es tener todos los derechos (ya no les digo ser el jefe) mientras que si no se es amigo del jefe te caen arriba. Si no, vean qué dice El Digital sobre los amigos y no tan amigos de don Manuel, y comprueben cómo nos tenemos que avergonzar cada poco:
Un elemento clave en San Juan de la Rambla: Victoriano, el espía urbanístico de Reyes
Ya que empezamos por alcaldes nacionalistas, debemos darnos un salto hasta San Juan de la Rambla, otro curioso feudo, donde Manuel Reyes y los suyos en un agónico gobierno municipal, repleto de despropósitos, encara la peor legislatura que se conoce y augura un cambio anhelado por todos los vecinos. Allí encontramos sepultados entre las numerosas actas del gobierno local, una herramienta muy útil para los manejos del alcalde, que es un antiguo trabajador, en su momento encargado general de obras, conocido como Victoriano, al que Reyes en abril de 2005 y por decreto nombró “persona colaboradora de esta corporación para el asesoramiento con dicho carácter en determinadas actividades y necesidades municipales relacionadas con la función de obras y urbanismo”. Una forma de estar activo y seguir cumpliendo sus funciones y de paso informar al alcalde de todos los movimientos que se podían dar en el pueblo respecto a obras, terrenos y demás actuaciones. Sin embargo esa vigilancia nada tenía que ver con las mismas cosas en las que estuvo metido este colaborador, ya que ese mismo año y en julio de 2005, la Junta Local de Gobierno se sustanciaba un expediente de suspensión de obras del citado colaborador que hizo en terrenos de su propiedad sin licencia y sin calificación territorial, lo cual deja en evidencia el anterior nombramiento, por cuanto que el que vigila a los demás no se vigila a sí mismo y actúa convencido de que el alcalde lo defenderá y dará la cara por él. Dicho y hecho. El 18 de agosto de 2005 se ve el expediente de legalización de estas obras que se hicieron sin permiso alguno ante el Cabildo, para que éste le dé la calificación territorial, cosa que ocurrió en efecto. En suma, para los colegas, facilidades y para los vecinos, que sigan los trámites correspondientes y si alguno se pasa, pues que se le aplique todo el peso de la ley.
1 comentario:
Por la boca muere el pez...
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