miércoles, 26 de junio de 2013

MONSIS

La última vez que escribí este párrafo de Benedetti (Primavera con una eaquina rota), me refería a mi vecino, D. Antonio. Es un párrafo escueto, pero espléndido, que me gusta aplicar a las personas a las que quiero y a las que admiro, a aquellos de los que he aprendido y debajo de cuya benéfica presencia me gustaría que crecieran y maduraran los míos. Y yo creo firmemente, al contrario de quienes convertir los pequeños municipios como el nuestro en territorios sectarios donde se clasifican a las personas por cosas distintas a su buna vecindad y su bonhomía, que otras muchas personas de nuestro municipio, de cualquier edad, condición, sexo, ideología, creencias… son destinatarios de nuestra admiración.
Hoy me toca dedicarle ese párrafo a Monsis, mi compañero de profesión, durante unos años compañero directo de brega, artífice en sus inicios de la espléndida realidad que hoy es el IES San Juan de la Rambla, vecino y amigo del alma. Puedo decir también de Monsis, al más puro estilo benedettiano que es   “un excepcional hombre de pueblo, con los atributos de sencillez y modestia, de apasionamiento y generosidad, de capacidad de afecto y de trabajo, alegría y valor, eficacia y responsabilidad, que de alguna manera compendian lo mejor de nuestro pueblo”.
Y así es Monsis. Monsis ha estado ahí, intacto, incólume, pese a épocas en que su figura fue denostada por quienes ahora se ponen bajo su sombra. Monsis ha estado ahí siempre, para el mundo académico, del cual es un referente, para ayudar anónimamente a vecinos, cosa que no reconocerá jamás, para ayudar en actos con su excelente verbo y magnífica presencia y preparación, para poner su granito de arena siempre que se le requiera. Y todo ello con una sonrisa en la boca y en los ojos, que traducen su amor por un pueblo que ha ayudado a crecer y a madurar. Ese es nuestro Monsis. El que ayer recibió un merecido homenaje en el Instituto que ayudó a hacer grande.
Hoy en dia, Monsis es más necesario que nunca. Porque esos atributos de sencillez y modestia, de apasionamiento y generosidad, de capacidad de afecto y de trabajo, alegría y valor, eficacia y responsabilidad, que de alguna manera compendian lo mejor de nuestro pueblo no están precisamente en alza. Monsis, y muchas otras personas con él, son mucho más necesarios, si cabe, porque su ejemplo se precisa. Y por eso, Monsis, te espera una tarea mucho mayor si cabe ahora. Seguir siendo guía y faro de un municipio aún por hacer, con un capital humano extraordinario, que has contribuido a formar, y que necesita tu prudencia, fortaleza y templanza para poder construirlo. Gracias de antemano, porque sé que no te vas a abstener.

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