Estamos en un día de celebración familiar, porque rendimos culto a los que nos antecedieron. Es el momento de recordarlos y recordar todo aquello que nos dejaron de legado. Pero también es un día de celebrar tradiciones, cada una de las cuales tiene su geografía. Y estamos entre dos tradiciones distantes geográficamente: el Halloween y el Pan por dios o los Santitos. La primera vez que oí lo de la celebración del Halloween fue en el contexto escolar, siendo ya maestra, cuando los colegas de inglés celebraban, como elemento motivacional dentro del tema de la cultura inglesa, el Halloween. En aquel entonces, salvo en el contexto escolar, casi no tenía presencia en nuestro entorno esta celebración, si descartamos algún núcleo turístico. Pero lo malo es que se ha extendido su uso, y mientras dejamos caer con los años las tradiciones propias, como es el Pan por Dios o Los Santitos, hemos visto proliferar la celebración del Halloween, hasta el punto que se ha convertido en un nuevo filón a explotar comercialmente. A la proliferación del Halloween no resulta ajeno el atractivo que tiene el mundo del misterio, cierta parafernalia tétrica de la que gustamos consumir. Y al final se transforma en una suerte de carnaval fuera de fecha, para una gente que ya tiene su propio carnaval, y lejos de ser, como en las clases de inglés, una forma de conocer otras culturas, se trivializa la celebración y nunca se sabe si celebramos Halloween o un carnaval tétrico, y para los más pequeños, con “chuches”. Y mientras, nuestras auténticas celebraciones de los Santos, languideciendo. Gracias a Dios, en el casco de nuestro municipio se ha preservado, de manera milagrosa y de la manos de maestros y maestras y padres y madres colaboradoras, la antigua tradición de los Santitos, que salen a lo largo del día 1 de noviembre, con cestitas primorosamente engalanadas por su familia (últimamente se ven bolsas plásticas, y sería bueno que se volviera a la tradición de las cestitas, que le otorga categoría y primor a la celebración), y piden un regalo a sus vecinos por Dios. Es la fiesta de los más pequeños, conocida por Los Santitos, y que se extiende a los barrios costeros del vecino municipio de
Gracias a todas las personas que han permitido recuperar en parte del municipio esta antigua tradición. Y a ver si el año que viene logramos darle el impulso necesario para que sea la tradición de la zona el día de Todos los Santos. Porque nuestras tradiciones hacen al pueblo atractivo y contribuyen a decir que SAN JUAN DE
1 comentario:
Esto es verdad, pues estoy harto del dichoso Halloween que no forma parte de nuestra cultura ni nada, y creo que se debería fomentar empezando por los colegios, que los niños ven el día de los difuntos como una fiesta, olvidando nuestras raíces.
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