sábado, 22 de febrero de 2014

VENEZUELA EN NUESTRO CORAZÓN (Y III)



¿Cuál será la salida a la crisis?
¿Hacia dónde se moverá Venezuela?

Esto es lo que en estos momentos convulsos no está claro. La vuelta de las viejas elites, las que perdieron la confianza popular, mediante presiones no democráticas (no olvidemos que la democracia está regulada, y que la máxima expresión de la democracia son las urnas y que las urnas hablaron a favor del gobierno actual) no es la alternativa. Pero tampoco lo es el enquistamiento del régimen actual y la deriva hacia un mayor autoritarismo para reprimir los movimientos, que seguramente tienen detrás intereses espúreos y extranjeros (no hay más que recordar situaciones similares en todo el Cono Sur). Cualquiera de las dos “no soluciones”, en mi opinión, son lesivas para los intereses del país y de la democracia. La primera, porque en su génesis, y si Dios no lo remedia, en su desenlace, toma la forma de golpe de mano previo al golpe de Estado, que si aún no se ha producido es por la fidelidad del Ejército al gobierno legalmente constituido.  Esa es la no salida de la situación actual. Y es el peligro actual. Pese a no ser santo de mi devoción, ahí es donde creo que Capriles ha mantenido el tipo y Leopoldo y Corina se han equivocado. No se puede llevar la movilización popular a un callejón sin salida que provoca graves disturbios, heridos y muertos  El Gobierno ha dicho que tras estas marchas se esconde un intento de golpe de Estado, algo que la oposición ha negado al defender su derecho a protestar. Si no es cierto lo que dice el gobierno, al menos eso es lo que parece. El derecho a protestar violentamente sólo se gana cuando los canales democráticos, del diálogo, la negociación y el consenso se han agotado. Y ahí han fallado todos: el gobierno por no buscar esos canales y la oposición por no propiciarlos. Ese es el diálogo y la altura política que precisan los países cuando pasan por situaciones delicadas. Fue lo que pasó en España en la Transición, lo que permitió superar el grave escollo del terrorismo en España, y en Latinoamérica ganó para la democracia situaciones convulsas como las del Chile y la Argentina postdictadura. Ninguna salida debe darse fuera de la constitución, el diálogo político, la búsqueda de consensos y la lucha por la mejoría de las condiciones del pueblo venezolano. Conseguir el poder de cualquier manera es una irresponsabilidad para con la ciudadanía y así lo ha manifestado Capriles, y en esto le doy la razón. Diálogo, diálogo y diálogo para buscar una salida constitucional y pacífica a fin de evitar el terror callejero, los muertos y los heridos.  Es preciso que las partes se acerquen y que el ejemplo lo den los líderes que, desde un lado y el otro lado, arrastran a las masas a un enfrentamiento que hoy puede ser fatal. Venezuela no se merece esto. No la Venezuela que fue el sueño isleño. Y que ahora está en nuestro corazón, lacerándolo.

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