Pedro Vargas en un hombre de este pueblo. Con los atributos de sencillez y modestia, de apasionamiento y
generosidad, de capacidad de afecto y de trabajo, alegría y valor, eficacia y
responsabilidad, que de alguna manera compendian lo mejor de nuestro pueblo.
Pedro procede de una generación muy castigada, con una infancia muy dura y una juventud
vinculada al servicio de los demás y al trabajo esforzado, como el resto de
personas del pueblo. Pedro Vargas no emigró como sus congéneres, más que nada
porque ni siquiera su familia tenía ese pequeño escape que se lograba empeñando
a la usura unos terrenos. Sencillamente, no había terrenos. Fue de los pocos
hombres que se quedó y aquí hizo pueblo, hizo buena vecindad y creó su familia.
Sus terrenos de siempre, que mimó como nadie, porque aprendió las labores
agrícolas con uno de los mejores, eran de aparecería. Los mejoró notablemente,
instalando incluso riego en ellos. Eran un vergel. Pedro Vargas no era socialista. Su vinculación a Manuel
Reyes, cuya casa transitaba con regularidad porque era quien atendía ganado,
cultivos, mataba animales, y otras labores domésticas que el alcalde anterior
no podía atender fue estrecha. También política, porque Pedro Vargas, como
mucha gente de nuestro pueblo, tiene en especial estima la lealtad y la
fidelidad. Asambleas de CDS, luego AIS eran transitadas por Pedro Vargas. En
nuestro pueblo, ser socialista en general no es una permanencia, sino una
circunstancia. Y Pedro Vargas no era socialista. Posiblemente ahora lo es,
aunque nunca le he preguntado por quién vota. Pero Pedro Vargas, en 2005 se
encuentra en el sitio equivocado, muy mayor para trabajarle al alcalde y con
poca familia que vote. Y en 2005, cercano al momento donde se compra la finca
que siempre trabajó y que se le promete por el alcalde accidental que se le
compensará los bienes perdidos y el lucro cesante con 4202 euros, se produce la
ruptura de Manuel Reyes con su socio de gobierno, el de la promesa a Pedro
Vargas. Y a partir de ahí Manuel Reyes se olvida de Pedro Vargas, el que transitaba
su casa, el que con regularidad y en sus ausencias atendía ganado, cultivos,
mataba animales, el que hacía otras labores domésticas de envergadura que el
alcalde anterior no podía atender. Ya no tiene edad para seguir contando con
sus servicios. Se olvida de los largos años al servicio de su familia política.
Se olvida del vecino. Y sólo le queda el rencor a su exsocio de gobierno, que
fue el que se comprometió en nombre de la administración que gobernaba. Y le
niega el pago a Pedro Vargas. Y no queda ahí la cosa: denuncias por la
recuperación de las tuberías de la finca, autorizada por el exsocio e, incluso,
amenazas de sanciones. La mujer de Pedro
Vargas profundamente triste por este
acoso, fallece al poco tiempo. Pedro
Vargas reivindica la deuda del ayuntamiento tras el cambio de gobierno en junio
de 2011. Recabada la información necesaria para confirmar que la reclamación
era cierta, se le paga. El asunto Pedro Vargas está ahora en el juzgado, porque
para los actuales gobernantes, socios de Manuel Reyes, está primero sus
sueldos, que se han subido dos veces en poco más de un año, que cumplir las
obligaciones con los vecinos. Los vecinos son para ellos simples productores de
impuestos para ellos cobrar. Pedro Vargas tal vez sea hoy en día socialista.
Como muchas otras personas, vecinos, que
han visto otra forma de gobernar, para servir a los vecinos no para servirse de
ellos, en el socialismo. Sea o no sea
socialista, no se merece que la administración le engañe y no le cumpla. No se
merece haber recibido mal por el bien que le hizo a Manuel Reyes y su familia. Lo
que se merece es poder terminar su vida confiando en que los poderes públicos
están para garantizar los derechos de los ciudadanos, sean ricos o pobres,
gobiernen o sean gobernados, sean socialistas o no. Eso se lo merece Pedro
Vargas y el resto de vecinos y vecinas. Y yo voy a continuar luchando para
conseguirlo.
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