Hace unos meses estuvieron recorriendo las empresas del pueblo dos chicas, vendedoras de publicidad de la tele innombrable. Estas muchachas (con estrecha relación con el energúmeno de la citada tele) pretendían que los empresarios del pueblo financiaran, contratando publicidad, a esa tele innombrable. Hasta ahí, todo dentro de la normalidad y de las leyes del juego comercial. Lo que no está dentro de los cauces de la normalidad es que las muchachas le decían a los empresarios, para avalar su petición, que venían de parte del alcalde, que auspiciaba esa petición y daba su bendición a que se contratara con el tal medio.
Varias cosas nos resultan repulsivas de tal hecho. La primera, que no entendemos por qué el alcalde aboga por contratar publicidad con ese impresentable medio audiovisual, cuando hay tantos medios dignos que precisan de esa publicidad. La segunda, que por el que abogue el señor alcalde sea precisamente ese, el que me insulta a todas horas, con lo que parece desprenderse que la ayuda del señor alcalde es para que el energúmeno siga insultando. La tercera, que actúe como un intermediario cualquiera una persona que ya se "sopla" todos los meses, del dinero público, un millón de las antiguas pesetas. La cuarta, que siendo como es el alcalde, use vías de presión para favorecer a sus amigotes. La quinta, que ese amiguete privilegiado sea un individuo con continuas demandas judiciales por lo que llamaría un venezolano ser un malandro. La sexta es que sea más de lo mismo, de una persona que fue lo que fue y que se ha desprestigiado hasta límites insospechados (me refiero a don Manuel).
Ya está bien de avergonzar al pueblo, por favor....
1 comentario:
"Aunque la mana la vistan de seda, mona es, mona será y mona se queda". ¿qué podríamos esperar de quién está a costumbrardo a actuar siempre en esa línea?.
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