LAS FALACIAS DEL INDEPENDENTISMO Y LA DERECHIZACIÓN DE LA
IZQUIERDA EXTREMA
Una de las razones que enarbola
el independentismo sobre su “derecho a decidir” es el hecho de que mientras
Cataluña es rica, sostiene con sus impuestos al resto de España, más pobre.
Lo primero que sorprende es que
quienes, desde la izquierda extrema, defienden a estos nacionalistas (tengo que
decir que de derechas, aunque nacionalismo de derechas es una redundancia),
acepten un criterio insolidario. La solidaridad, decía la gran escritora
nicaragüense Gioconda Belli, es la ternura del os pueblos, y así es. Y yo diría
que es la ternura de las políticas de izquierda. Pero este concepto no se
maneja por la izquierda extrema actual. Prefiere las ideas difusas y líquidas,
como una idea de libertad que es más un remedo, que los conceptos históricos
que fundamentó esa izquierda extrema que dicen defender. Pensando que incluso
crean firmemente que el criterio de solidaridad está pasado de moda, yo voy a
apelar a los fundamentos ideológicos de esa izquierda extrema, sustentada como
pilar básico en el marxismo. En mi juventud leí profusamente a Marx. Terminé en
su obra magna, El Capital, cuyo texto completo, en varios tomos, regalé a mi
hermano cuando acabó Económicas. Pero antes del Capital (hoy sería incapaz de
comenzarlo y terminarlo como hice antaño), leí pequeños folletos preparadores
de lo que iba a encontrar. E incluso, textos divulgadores, como los que se editaban
en Cuba de la mano de la mítica Marta Harnecker en los Cuadernos de Cultura
Popular. Uno de los folletos más ilustrativos de la raíz del pensamiento
marxista fue “Salario, precio y ganancia”. Este folleto era la edición en papel
de un discurso pronunciado por Karl Marx en 1865. Es, con entera seguridad, una
de las mejores y más sencillas explicaciones de los conceptos fundamentales del
pensamiento económico marxista. Básicamente viene a decir, en la parte que
quiero poner de ejemplo, que si el salario es 3 euros, y el precio a que se pone
la manufactura realizada por el obrero es de 6 euros, los tres euros es la ganancia
y es el fundamento del capital y del capitalismo. La riqueza de Cataluña, para
los marxistas, procede, pues, de este sencillo ejemplo: hay actividad
empresarial, mucho capital y eso hace que Cataluña sea rica. No por igual, por
supuesto: el asalariado sigue siendo asalariado y sigue, con su fuerza de
trabajo, propiciando que la ganancia sea cada vez mayor. Pero esto ni se
nombra. No se nombra por los propios asalariados catalanes, que son iguales que
los asalariados andaluces o canarios, usando este criterio del salario, el
precio y la ganancia; incluso son más iguales a sus homólogos canarios o
andaluces que a la burguesía que les anima a esta “revolución” insolidaria.
Pero lo que es peor, no se nombra por los partidos que antaño defendieron las
teorías marxistas y que, hoy en día, no se sabe muy bien que defienden. Es
decir, han devenido de internacionalistas a nacionalistas, de defensores de los
criterios de la igualdad basados en la solidaridad a defender la desigualdad y
la insolidaridad y de defensores de la clase obrera a defensores del capital.
Esta izquierda ya no es lo que era. Qué decepción.
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