DON MANUEL Y LAS ZAPATERÍAS DE SAN JUAN DE LA RAMBLA
Don Manuel es de Icod el Alto. Comenzó a trabajar de 11 años. Fue a plantar pinos en nuestras cumbres. "Eso era todo retama. Un bosque de retama. Y pusieron pinos". Duró poco:dos meses. Su objetivo era imitar en la venta ambulante a algunas personas de su familia. Y pensó que en SJR había zapatos y en el sur se necesitaban. Y se fue a la zapatería de don Angelito, en el pueblo vecino. Angelito le dió un precio de los zapatos, y Manuel le dijo: "Ajuste, hombre, que cada vez que venga le llevaré 22 pares". Don Manuel me explica por qué esa cifra: eran los que cabían en un saco. Y me dice más: había dos precios, según que la goma fuera de los bordes del caucho o del centro. El llevaba de los de los bordes, porque eran más baratos y le sacaba más ganancia: 57 pesetas en la zapatería y 125 puestos en el sur. El niño de 12 años subía a la cumbre, cargado con un saco mayor que él, cogía por el camino de los icodalteros y recorría su ruta en el sur. A veces lo cogía una lluvia o una nevada por el camino. Don Manuel cuando lo cuenta parece sentir el frío de la cumbre y la ropa mojada. Habla con cariño de la Guardia Civil. "Me invitaban a ir al Cuartel que tenían arriba para que me secara. Allí me guarecí muchas veces". Se repartían las zonas don Manuel, Antonio Marrón, Mauricio, José y Felipe, todos de Icod el Alto. De ellos, solo vive don Manuel, que me cuenta esta bella e ilustrativa historia esta nochebuena. Porque SJR es eso también: sus pequeñas industrias y los trabajos que aportaban para la supervivencia. Tres zapaterías y cinco "viajantes" : ocho familias al menos que vivían de la laboriosidad de los rambleros, compartida con los pueblos vecinos, en este caso Icod el Alto. Unidos crecieron. Así fuimos. No lo olvidemos.
Don Manuel es de Icod el Alto. Comenzó a trabajar de 11 años. Fue a plantar pinos en nuestras cumbres. "Eso era todo retama. Un bosque de retama. Y pusieron pinos". Duró poco:dos meses. Su objetivo era imitar en la venta ambulante a algunas personas de su familia. Y pensó que en SJR había zapatos y en el sur se necesitaban. Y se fue a la zapatería de don Angelito, en el pueblo vecino. Angelito le dió un precio de los zapatos, y Manuel le dijo: "Ajuste, hombre, que cada vez que venga le llevaré 22 pares". Don Manuel me explica por qué esa cifra: eran los que cabían en un saco. Y me dice más: había dos precios, según que la goma fuera de los bordes del caucho o del centro. El llevaba de los de los bordes, porque eran más baratos y le sacaba más ganancia: 57 pesetas en la zapatería y 125 puestos en el sur. El niño de 12 años subía a la cumbre, cargado con un saco mayor que él, cogía por el camino de los icodalteros y recorría su ruta en el sur. A veces lo cogía una lluvia o una nevada por el camino. Don Manuel cuando lo cuenta parece sentir el frío de la cumbre y la ropa mojada. Habla con cariño de la Guardia Civil. "Me invitaban a ir al Cuartel que tenían arriba para que me secara. Allí me guarecí muchas veces". Se repartían las zonas don Manuel, Antonio Marrón, Mauricio, José y Felipe, todos de Icod el Alto. De ellos, solo vive don Manuel, que me cuenta esta bella e ilustrativa historia esta nochebuena. Porque SJR es eso también: sus pequeñas industrias y los trabajos que aportaban para la supervivencia. Tres zapaterías y cinco "viajantes" : ocho familias al menos que vivían de la laboriosidad de los rambleros, compartida con los pueblos vecinos, en este caso Icod el Alto. Unidos crecieron. Así fuimos. No lo olvidemos.
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