MORAL, MORALINA Y
EJEMPLOS: EL CASO DE LA BODA DEL MES Y EL EJEMPLO DE MI MENTOR, D. RAMÓN
ÁLVAREZ
Gran polémica ha suscitado en
redes la “boda del mes”, de Garzón. Voy a dar mi opinión, a sabiendas de que
también va a ser polémica.
Comienzo diciendo que la vida
privada de los políticos no debía producir este río de tinta. Pero para que no
se produzca, se debe mantener la más estricta discreción. Y en este caso, la
discreción no es lo que ha caracterizado a este evento. Los propios protagonistas, como personajes de
farándula, han mostrado todo lo mostrable en las redes sociales. Por lo tanto,
todo el revuelo viene dado por la publicidad voluntaria que los propios
protagonistas han hecho de su evento privado. Es decir, que yo misma estoy
autorizada a emitir mi opinión, porque los protagonistas han deseado que esto
se convierta en parte de su imagen pública.
La segunda parte hace referencia
a las reacciones que los miembros de IU tienen al respecto de las implicaciones
de la celebración en sí misma, fundamentalmente el coste del cubierto, y el
hecho de si había sido pagado por los invitados o por los propios contrayentes.
Parto de la base de que cualquier persona puede celebrar lo que quiera, con
quien quiera y con cualquier precio. Sólo basta que pueda pagarlo. Por cierto,
bastante que cuestionaron, con foto incluida, por cierto robada, la presencia
del expresidente Felipe González, en la cubierta de un yate. Y no fueron
suaves, no. Por lo tanto, ante esta voluntaria exposición pública de un modelo
de boda de jet set habría que recordar la doble moral de quien se rasga las
vestiduras por una cosa y considera perfectamente justificable la otra. Y tengo
que decir que estoy cansada de los dobles raseros, las morales estrictas y las
moralinas según quien aplique y a quien se le aplique. Y recuerdo la visión de
una amiga, de izquierdas de verdad, que decía que la derecha y la izquierda
eran distintas porque mientras la derecha era muy estricta para el resto del mundo,
eran laxas para sí mismas; la izquierda era estricta para sí misma y tolerante para el
resto. Y en este caso, mi percepción es que la izquierda de esta boda es de
derechas en percepción de manifestaciones públicas, pero respecto a la otra
izquierda. Es decir, respecto a nosotros, los socialistas. El ejemplo de Felipe
González sirva como muestra.
Pero quiero poner un ejemplo de
cuál es mi criterio, y cuál creo debe ser el criterio de una persona de
izquierdas. Así lo aprendí de uno de mis mentores, Ramón Álvarez, a quien
siempre le rogué que debía ser formador de nuestros jóvenes en el PSOE. Durante
mucho tiempo gocé de su amistad, una entrañable amistad que me nutrió durante
esa época ideológicamente, cosa que agradezco con el corazón. Una vez fuimos a
un modesto restaurante de Santa Cruz y me dijo por qu´é elegía esos restaurantes,
y no otros de más ringo-rango, aunque se lo pudiera, obviamente, permitir (él y
su mujer era de familia de clase media y ambos profesores). Me dijo lo
siguiente, y yo no lo olvidaré: “Fidela, nunca podré ir a comer a un
restaurante lujoso, porque allí me voy a encontrar a un compañero de UGT que va
a estar obligado, por sus normas de trabajo, a tratarme de señor. Y me moriría de
vergüenza como socialista sentirme tratado con esa subordinación”. Lo entendí
perfectamente. Y a partir de ahí, he seguido estrictamente esa norma. Ramón,
compañero, con mi recuerdo y mi agradecimiento.
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