CON ESTOS BUEYES HAY QUE ARAR O VAYA CHASCO
La noche electoral de 2015, un querido vecino, en la sede del PSOE, nos decía que "los chicos venían a echarnos una mano" y que " les diéramos la oportunidad de que aprendieran a nuestro lado". Dos años y medio después han demostrado su nula predisposición, no ya a aprender, sino ni siquiera a hablar y que la única mano que querían echarnos, al gobierno y al pueblo, era al cuello. En vez de ser un catalizador para salir de la vergüenza que era una losa para SJR en aquel momento, ha sido un ejemplo de cómo tomarse los asuntos municipales con la frivolidad de los estudiantes que se aplican unas horas antes del examen. Han demostrado que cualquiera no puede llegar a gobernar un municipio, aunque en el pasado algún alcalde así lo afirmara desde su ignorancia o incapacidad manifiesta, o en el presente se pretenda influir a distancia, como hacen ellos, sin sentarse a conversar y con propuestas que comprometen gravemente la vida social y la economía del municipio. Esta prepotencia ha hecho que los que podían, efectivamente, ser socios cualificados por juventud y supuesta preparación, se hayan quedado en meros ventajistas, filibusteros de la peor forma de hacer política, esperando que un rayo acabe con nosotros (aunque comprometan al municipio), sin dialogar, sin estudiar, sin aprender, sin dar un palo al agua. De nada les vale la supuesta cualificación si lo que quieren es llegar al 2019 echándole “morro”. Ésta, que bien podría haber sido una nueva generación de políticos si hubieran aprovechado la oportunidad que le dieron cientos de votantes, se ha quedado en unos líderes menores que, llevados por su afán de protagonismo, no se resignan a ser colas de león, creen llegada su hora y basan su acción política en el desgaste del grupo de gobierno, sin importarles que de paso se perjudique el municipio. A una persona como yo, que quieren que les diga, en plena madurez y experiencia vital, sin mucho tiempo que perder porque estoy dedicando lo que son posiblemente mis mejores años a SJR, como ramblera, me afrenta su comportamiento. Se comportan como adolescentes que están esperando que sus padres se marchen de viaje para empezar la fiesta que tienen programada. Nos hablan machaconamente de ecosocialismo, cuando ni hacen nada por la ecología ni ninguna de sus propuestas tienen nada de socialistas. En realidad su “cambio” quiere decir “quítate tu que me pongo yo”.
Quiero hacer énfasis en que ciertamente, a un ayuntamiento no hay que venir aprendido. Pero sí hay que venir con predisposición de aprender, estudiarse los temas, escuchar, dialogar y leer. Leer mucho. Sobre todo porque el currículum de todos ellos no incluye la mínima gestión de nada, ni en lo público ni en la empresa privada, en un momento y en un municipio en que en vez de revolución lo que hace falta es reforma y gestión, tanto tiempo se perdió en el pasado próximo. El resultado de esa prepotencia y esa nula disposición a leer, razonar, dialogar y aprender es enfrentamiento con el grupo de gobierno, con funcionarias, pretensiones inadmisibles, demagogia, populismo e ignorancia de la ley.
Quiero hacer énfasis en que ciertamente, a un ayuntamiento no hay que venir aprendido. Pero sí hay que venir con predisposición de aprender, estudiarse los temas, escuchar, dialogar y leer. Leer mucho. Sobre todo porque el currículum de todos ellos no incluye la mínima gestión de nada, ni en lo público ni en la empresa privada, en un momento y en un municipio en que en vez de revolución lo que hace falta es reforma y gestión, tanto tiempo se perdió en el pasado próximo. El resultado de esa prepotencia y esa nula disposición a leer, razonar, dialogar y aprender es enfrentamiento con el grupo de gobierno, con funcionarias, pretensiones inadmisibles, demagogia, populismo e ignorancia de la ley.
Estos meses han dado elementos de juicio sobrados para valorarlos y, amigos, el resultado es penoso. Es una locura dejar las decisiones municipales complejas en un municipio donde hay que recuperar de forma acelerada el tiempo perdido, en manos de gente tan poco formada y preparada, que creen que lo social es quitar servicios básicos, como ludotecas, atención domiciliaria, escuela infantil o mantenimiento de colegios para repartir dinero a escote entre la gente, sin ningún criterio.
¿Como hemos llegado hasta aquí?. ¿Como no hay una alarma general en la opinión publica ante tamaño despropósito?.¿Es currículum suficiente para tomar decisiones el de estos aspirantes?¿Les dejarían dirigir su propio negocio o empresa familiar? ¿Pondrían ustedes en sus manos la administración de sus ahorros para la vejez?.
No se les puede culpar solo a ellos pues, como indica el resultado de las elecciones, SJR estaba profundamente dividida en 2015. Pero eso, precisamente, debe hacer reflexionar para 2019. No se puede llamar ideas a los tópicos y eslóganes mitineros, con el estribillo de “social”, “progresista”, "asamblea" o el “ecologismo”. Y no digamos la falta de consistencia, se dice una cosa y la contraria en la misma frase, se hace un programa por la mañana y se vuelve del revés por la tarde, la linea roja de hoy se vuelve verde mañana y solo quedó una sin borrar, el bien de SJR se convierte en un eslogan olvidado porque, en realidad, en su propósito partidista, SJR es una moneda de cambio que no les importa destruir. Y el tiempo pasa y, de nuevo, SJR ha perdido el tren que le acerca a la modernidad. Vaya chasco, como decía mi querida compañera Priscila.
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